miércoles, 28 de enero de 2015

Gadget (actualidad)

Arriba debajo de mi blog esta un gadget llamado ''actualidad'' que hay enlaces donde ponen preguntas para subir cosas al blog si queréis aprenderlo solo tenéis que pinchar en el enlace que os convenga.
 


          Espero que os sirva ese gadget

Audio sobre C.Medio

Peter Pan y milla

Hola chicos. Hoy os dejo información sobre un personaje ficticio que seguro que todos conocemos y sobre la milla:

Peter Pan:


Peter Pan es el nombre de un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro estrenada en Londres el 27 de diciembre de 1904.
Peter Pan es un niño que puede volar y que nunca crece. Vive en el país de Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas como porindioshadas, y sirenas, y en donde vive numerosas aventuras fantásticas junto a sus amigos los Niños Perdidos.

La figura de Peter Pan está inspirada en los hermanos Llewelyn Davies. La familia Llewelyn Davies era amiga de James Barrie, quien desarrolló la idea para Peter Pan y Nunca Jamás a partir de su estancia y amistad con los hijos de los Davies. A menudo representaba con los Davies pequeñas obras de teatro y participaba activamente en sus juegos infantiles.

La habilidad arquetípica es su juventud interminable. En Peter y Wendy, se explica que Peter nunca debe recordar sus propias aventuras y lo que aprenda sobre el mundo para mantenerse como un niño. La no autorizada precuela por Barry y Pearson atribuye la eterna juventud de Peter a su exposición a la materia de estrellas, una sustancia mágica que ha caído a la tierra. La habilidad de Peter de volar es explicada, pero de forma inconsistente. En ‘’The Little White Bird’’ él es capaz de volar porque él –como todos los bebés- es medio pájaro. En la obra y en la novela, enseña a los niños Darling a volar usando una combinación de ‘’ preciosos pensamientos maravillosos’’ (que se convirtieron en ‘’pensamientos felices’’ en la película de Disney) y polvo de hadas; no está claro si va en serio con el requerimiento de ‘maravillosos pensamientos’’ (se dice en la novela que esto no era más que una tonta desviación del polvo de hadas siendo la verdadera fuente), o si requería el polvo de hadas él mismo. Sin embargo, en la dedicación de Barrie a la obra ‘’Peter Pan, el niño que no quería crecer’’, el autor atribuye la idea del polvo de hadas como necesaria para volar a consideraciones más prácticas.                

sábado, 24 de enero de 2015

miércoles, 21 de enero de 2015

Lengua, Matemáticas y Conocimiento del Medio.

Hola chicos hoy vamos a darle un repaso a los temas de Lengua, Matemáticas y Conocimiento del Medio porque ya que hemos terminado los temas 6 nuestro tutor nos ha dicho que en nuestro blog hagamos una entrada de algunos de los contenidos de cada área:

Empezaremos por Lengua que le sigue Matemáticas y por último Conocimiento del Medio.


Lengua:

El verbo esta compuesto por dos partes: lexema: parte del verbo que no cambia y desinencia: parte del verbo que varía.

Ejemplo: escribían

escrib es el lexema y la desinencia ían 

Dentro del verbo se encuentra:  persona, número, tiempo, voz y modo





Persona: puede ser: primera persona (yo o nosotros) segunda persona (tú o vosotros) y tercera persona (el/ella o ellos)


Número: puede ser singular (uno) y plural (dos o varios)


Tiempo: es el momento en el que se realiza la acción presente, pasado o futuro.


Voz: puede ser activa o pasiva 

Ejemplo: activa: yo abro la puerta, pasiva: la puerta es abierta por mi.

Modo: indicativo, subjuntivo e imperativo.



Formas no personales (Lengua)          


Infinitivo: bailar, vender, partir.

Gerundio: bailando, vendiendo, partiendo.
Participio: bailado, vendido, partido.

 La derivación

A partir de una palabra primitiva, podemos formar palabras derivadas añadiendo prefijos o sufijos.


Prefijos:  se ponen delante de la palabra derivada.

Sufijos:   se ponen detrás de la palabra derivada.






Elaboración de un proceso                 


Consiste en explicar de manera ordenada y detallada, todos los pasos necesarios para elaborar una tarea detallada.


Para explicarlo podemos utilizar palabras de conexión o conectores, como por ejemplo: en primer lugar, luego, después, a continuación, finalmente...


Si vamos a necesitar utensilios los nombramos en el primer párrafo. 



La rima: el poema                     


La rima puede ser consonante y asonante: 
Consonante: se repiten vocales y consonantes en la vocal tónica de la última palabra de cada verso.
Asonante: se repiten sólo las vocales en la vocal tónica de la última palabra de cada verso.




Matemáticas                                

Una fracción es la expresión de una o varias partes de un total dividido en partes iguales sus términos son el numerador y el denominador. Primero se lee el numerador y después el denominador.


Una fracción es igual al cociente que resulta dividir su numerador entre el denominador.




Comparación de fracciones con la unidad   


La fracción propia es la fracción cuyo denominador es menor que su denominador.

Fracción impropia: es la fracción que tiene el numerador igual o mayor que el denominador.
Un número mixto está formado por un número natural y una fracción.

Fracciones equivalentes                    

las fracciones equivalentes son las fracciones que representan la misma parte que la unidad.

Dos fracciones son equivalentes si al multiplicar el numerador de la primera fracción por el denominador de la segunda da el mismo resultado que multiplicar el denominador de la primera por el numerador de la segunda fracción.

Obtención de fracciones equivalentes     


Simplificación y amplificación:


Simplificación: dividiendo el numerador y el denominador por el mismo número

Amplificación: multiplicando el numerador y el denominador por el mismo número
Una fracción irreducible es aquélla cuyos términos son dos números primos entre sí.
Las fracciones irreducibles no se pueden simplificar.

Comparación de fracciones                 


Si dos fracciones tienen igual numerador, es mayor la que tiene menor denominador.

Si dos fracciones tienen igual denominador, es mayor la que tiene mayor numerador.

Método mínimo común múltiplo        


Pasos:


1) calculamos el m.c.m de los denominadores.

2) dividimos el m.c.m entre el denominador de cada fracción y multiplicamos el resultado por el numerador y denominador.

Podemos ordenar fracciones de distinto denominador reduciéndolas a común denominador.





Conocimiento del Medio    




Las fuerzas   


es la acción capaz de provocar algún cambio en el objeto al que se le aplique una fuerza.
Las fuerzas se utilizan continuamente en nuestro entorno.
Al realizar un salto, la fuerza de gravedad hace que volvamos a caer en el suelo.

Pueden producirse distintos cambios en un objete al ejercer una fuerza en ellos.


- Inicio del movimiento.

- Aumento de velocidad.
- Reducción de velocidad.
- Desviación de velocidad.
- Deformación de un objeto.

Combinación de fuerzas:                 


Generalmente un objeto no recibe la acción de una única fuerza, sino de varias a la vez. el conjunto de estas fuerzas recibe el nombre de fuerza resultante.
Pueden ser:

- Fuerzas en la misma dirección y sentido.

- Fuerzas en la misma dirección pero de sentido distinto.
- Fuerzas perpendiculares.
-Efectos de la combinación de fuerza.

Máquinas:          


Máquinas simples: son aquellas que están formadas por pocos componentes u operadores y funcionan por un solo paso.

Pueden ser:
- La palanca.
- El plano inclinado
- La rueda.
- La polea.
- El torno.

Máquinas compuestas: son aquellas que están formadas por muchos elementos u operadores y funcionan por muchos pasos. Este tipo de máquinas se combinan con las simples.

Pueden ser:
- Exprimidor eléctrico.
- Ventilador.
- Bicicleta.
- Reloj.

Palancas, poleas y engranajes.     



Palancas:

están formadas por una barra rígida que descansa sobre un punto de apoyo.

Pueden ser:

- De primer grado.
- De segundo grado.
- De tercer grado.

Poleas:


Pueden ser: 

- Simples 
- Compuestas.

Engranajes: 


 Son un conjunto de ruedas dentadas que se transmiten el movimiento entre ellas.


Bicicleta.                


Vamos a conocer cómo funciona una máquina compuesta como la bicicleta.

Para mover la bicicleta hacen falta realizar tres fases:

- Fuerza de pedaleo

- Transmisión de fuerza.
- Movimiento final.





lunes, 12 de enero de 2015

Mi trabajo creativo de C. Medio

Hello friends. Os dejo mi trabajo creativo de el área de C. Medio. Se trata de las fuerzas. Espero que os guste y aprendáis. Tenéis que hacer click en el enlace.

http://prezi.com/5-hktmx_w9-h/?utm_campaign=share&utm_medium=copy&rc=ex0share

domingo, 4 de enero de 2015

Leyenda

Hola amigos. Hoy vamos a aprender lo que es una leyenda y os dejo una sobre Bécquer.
Pero primero: ¿Qué es una leyenda?


La leyenda es una narración popular que cuenta un hecho real o fantástico con elementos fantásticos, 

que en su origen se transmite de forma oral o escrita.


Leyenda de Bécquer:

                                   Los ojos verdes
                                                    
                                                I
     -Herido va el ciervo... herido va; no hay duda. Se ve el rastro de la sangre entre las zarzas del monte, y al saltar uno de esos lentiscos han flaqueado sus piernas... Nuestro joven señor comienza por donde otros acaban... en cuarenta años de montero no
he visto mejor golpe... Pero. ¡por San Saturio, patrón de Soria!, cortadle el paso por esas carrascas, azuzad los perros, soplad en esas trompas hasta echar los hígados, y hundidle a los corceles una cuarta de hierro en los ijares: ¿no veis que se dirige hacia la fuente de los álamos; y si la salva antes de morir podemos darle por perdido?
     Las cuencas del Moncayo repitieron de eco en eco el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada, y las voces de los pajes resonaron con nueva furia, y el confuso tropel de hombres, caballos y perros se dirigió al punto que Íñigo, el montero mayor de los marqueses de Almenar, señalara como el más a propósito para cortarle el paso a la res.
     Pero todo fue inútil. Cuando el más ágil de los lebreles llegó a las carrascas jadeante y cubiertas las fauces de espuma, ya el ciervo rápido como una saeta, las había salvado de un solo brinco, perdiéndose entre los matorrales de una trocha que conducía a la fuente.
     -¡Alto!... ¡Alto todo el mundo! -gritó Íñígo entonces-; estaba de Dios que había de marcharse.
     Y la cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles dejaron refunfuñando la pista a la voz de los cazadores.
     En aquel momento se reunía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar.
     -¿Qué haces? -exclamó dirigiéndose a su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos-. ¿Qué haces, imbécil? ¡Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque! ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos?
     -Señor -murmuró Íñigo entre dientes-, es imposible pasar de este punto.
     -¡Imposible! ¿Y por qué?
     -Porque esa trocha -prosiguió el montero- conduce a la fuente de los Álamos; la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. Pieza que se refugia en esa fuente misteriosa, pieza perdida.
     -¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás, que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, la primicia de mis excursiones de cazador... ¿Lo ves?... ¿Lo ves?... Aún se distingue a intervalos desde aquí... las piernas le faltan, su carrera se acorta; déjame... déjame... suelta esa brida o te revuelco en el polvo... ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue a la fuente? Y si llegase, al diablo ella, su limpidez y sus habitadores. ¡Sus!, ¡Relámpago!, ¡sus, caballo mío!, si lo alcanzas, mando engarzar los diamantes de mi joyel en tu serreta de oro.
     Caballo y jinete partieron como un huracán.
     Íñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecían inmóviles y consternados.
     El montero exclamó al final:
     -Señores, vosotros lo habéis visto; me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerle. Yo he cumplido con mi deber. Con el diablo no sirven valentías. Hasta aquí llega el montero con su ballesta; de aquí adelante, que pruebe a pasar el capellán con su hisopo.
II
     -Tenéis la color quebrada; andáis mustio y sombrío; ¿qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, en que llegasteis a la fuente de los Álamos en pos de la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado con sus hechizos.
     Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Sólo con esas cavilaciones que os persiguen, todas las mañanas tomáis la ballesta para enderezaros a la espesura y permanecer en ella hasta que el sol se esconde. Y cuando la noche oscurece y volvéis pálido y fatigado al castillo, en balde busco en la bandolera los despojos de la caza. ¿Qué os ocupa tan largas horas lejos de los que más os quieren?
     Mientras Íñigo hablaba Fernando, absorto en sus ideas, sacaba maquinalmente astillas de su escaño de ébano con el cuchillo de monte.
     Después de un largo silencio, que sólo interrumpía el chirrido de la hoja al resbalar sobre la pulimentada madera, el joven exclamó dirigiéndose a su servidor, como si no hubiera escuchado una sola de sus palabras:
     Íñigo, tú que eres viejo; tú que conoces todas las guaridas del Moncayo, que has vivido en sus faldas persiguiendo a las fieras, y en tus errantes excursiones de cazador subiste más de una vez a su cumbre, dime: ¿has encontrado por acaso una mujer que vive entre sus rocas?
     -¡Una mujer! -exclamó el montero con asombro y mirándole de hito en hito.
     -Sí -dijo el joven-; es una cosa extraña lo que me sucede, muy extraña... Creí poder guardar ese secreto eternamente, pero no es ya posible; rebosa en mi corazón y asoma a mi semblante. Voy, pues, a revelártelo... Tú me ayudarás a desvanecer el misterio que envuelve a esa criatura, que al parecer sólo
para mí existe, pues nadie la conoce, ni la ha visto, ni puede darme razón de ella.
     El montero, sin desplegar los labios, arrastró su banquillo hasta colocarle junto al escaño de su señor, del que no apartaba un punto los espantados ojos. Éste, después de coordinar sus ideas prosiguió así:
     -Desde el día en que a pesar de tus funestas predicciones llegué a la fuente de los Álamos, y atravesando sus aguas recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de la soledad.
     Tú no conoces aquel sitio. Mira, la fuente brota escondida en el seno de una peña, y cae resbalándose gota a gota por entre las verdes y flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna. Aquellas gotas que al desprenderse brillan como puntos de oro y suenan como las notas de un instrumento, se reúnen entre los céspedes, y susurrando, con un ruido semejante al de las abejas que zumban en torno de las flores, se alejan por entre las arenas, y forman un cauce, y luchan con los obstáculos que se oponen a su camino, y se repliegan sobre sí mismas, y saltan, y huyen, y corren, unas veces con risa, otras con suspiros, hasta caer en un lago. En el lago caen con un rumor indescriptible. Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado sólo y febril sobre el peñasco, a cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa para estancarse en una balsa profunda, cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.
     Todo es allí grande. La soledad, con sus mil rumores desconocidos, vive en aquellos lugares y embriaga el espíritu en su inefable melancolía. En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en las ondas del agua, parecen que nos hablan los invisibles espíritus de la Naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espíritu del hombre.
     Cuando al despuntar la mañana me veías tomar la ballesta y dirigirme al monte, no fue nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la caza, no; iba a sentarme al borde de la fuente, a buscar en sus ondas... no sé qué, ¡una locura! El día en que salté sobre ella con mi Relámpago, creí haber visto brillar en su fondo una cosa extraña... muy extraña...; los ojos de una mujer.
     Tal vez sería un rayo de sol que serpeó fugitivo entre su espuma; tal vez una de esas flores que flotan entre las algas de su seno, y cuyos cálices parecen esmeraldas... no sé: yo creí ver una mirada que se clavó en la mía; una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos.
     En su busca fui un día y otro a aquel sitio.
     Por último, una tarde... yo me creí juguete de un sueño...; pero no, es verdad; la he hablado ya muchas veces, como te hablo a ti ahora...; una tarde encontré sentada en mi puesto, y vestida con unas ropas que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación. Sus cabellos eran como el oro; sus pestañas brillaban como hilos de luz, y entre las pestañas volteaban inquietas unas pupilas que yo había visto... sí; porque los ojos de aquella mujer eran los que yo tenía clavados en la mente; unos ojos de un color imposible; unos ojos...
     -¡Verdes! -exclamó Íñigo con un acento de profundo terror e incorporándose de un salto en su asiento.
     Fernando le miró a su vez como asombrado de que concluyese lo que iba a decir, y le preguntó con una mezcla de ansiedad y de alegría:
     -¿La conoces?
     -¡Oh no! -dijo el montero.- ¡Líbreme Dios de conocerla! Pero mis padres, al prohibirme llegar hasta esos lugares, me dijeron mil veces que el espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas, tiene los ojos de ese color. Yo os conjuro, por lo que más améis en la tierra, a no volver a la fuente de los Álamos. Un día u otro os alcanzará su venganza, y expiaréis muriendo el delito de haber encenagado sus ondas.
     -¡Por lo que más amo!... -murmuró el joven con una triste sonrisa.
     -Sí -prosiguió el anciano-; por vuestros padres, por vuestros deudos, por las lágrimas de la que el cielo destina para vuestra esposa, por las de un servidor que os ha visto nacer.
     -¿Sabes tú lo que más amo en este mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida, y todo el cariño que puedan atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos... ¡Cómo podré yo dejar de buscarlos!
     Dijo Fernando estas palabras con tal acento, que la lágrima que temblaba en los párpados de Íñigo se resbaló silenciosa por su mejilla, mientras exclamó con acento sombrío: -¡Cúmplase la voluntad del cielo!
III
     -¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu patria? ¿En dónde habitas? Yo vengo un día y otro en tu busca, y ni veo el corcel que te trae a estos lugares, ni a los servidores que conducen tu litera. Rompe una vez el misterioso velo en que te envuelves como en una noche, profunda. Yo te amo, y, noble o villana, seré tuyo, tuyo siempre.
     El sol había traspuesto la cumbre del monte; las sombras bajaban a grandes pasos por su falda; la brisa gemía entre los álamos de la fuente, y la niebla, elevándose poco a poco de la superficie del lago, comenzaba a envolver las rocas de su margen.
     Sobre una de estas rocas, sobre una que parecía próxima a desplomarse en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba temblando, el primogénito de Almenar, de rodillas a
los pies de su misteriosa amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
     Ella era hermosa, hermosa y pálida, como una estatua de alabastro. Uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo, como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas, como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro.
     Cuando el joven acabó de hablarle, sus labios se removieron como para pronunciar algunas palabras; pero sólo exhalaron un suspiro, un suspiro débil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una brisa al morir entre los juncos.
     -¡No me respondes! -exclamó Fernando, al ver burlada su esperanza-; ¿querrás que dé crédito a lo que de ti me han dicho? ¡Oh, no!... Háblame; yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer...
     -O un demonio... ¿Y si lo fuese?
     El joven vaciló un instante; un sudor frío corrió por sus miembros; sus pupilas se dilataron al fijarse con más intensidad en las de aquella mujer, y fascinado por su brillo fosfórico, demente casi, exclamó en un arrebató de amor:
     -Si lo fueses... te amaría... te amaría, como te amo ahora, como es mi destino amarte, hasta más allá de esta vida, si hay algo más allá de ella.
     -Fernando -dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una música-: yo te amo más aún que tú me amas; yo que desciendo hasta un mortal, siendo un espíritu puro. No soy una mujer como las que existen en la tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas; incorpórea como ellas, fugaz y transparente, hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues. Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes le premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi cariño extraño y misterioso.
     Mientras ella hablaba así, el joven, absorto en la contemplación de su fantástica hermosura, atraído como por una fuente desconocida, se aproximaba más y más al borde de la roca. La mujer de los ojos verdes prosiguió así:
     -¿Ves, ves el límpido fondo de ese lago, ves esas plantas de largas y verdes hojas que se agitan en su fondo?... Ellas nos darán un lecho de esmeraldas y corales... y yo... yo te daré una felicidad sin nombre, esa felicidad que has soñado en tus horas de delirio, y que no puede ofrecerte nadie... Ven, la niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón de lino... las ondas nos llaman con sus voces incomprensibles, el viento empieza entre los álamos sus himnos de amor; ven... ven...
     La noche comenzaba a extender sus sombras, la luna rielaba en la superficie del lago, la niebla se arremolinaba al soplo del aire, y los ojos verdes brillaban en la oscuridad como los fuegos fatuos que corren sobre el haz de las aguas infectas... Ven... ven... Estas palabras zumbaban en los oídos de Fernando como un conjuro. Ven... y la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo donde estaba suspendida, y parecía ofrecerle un beso... un beso...
     Fernando dio un paso hacia ella... otro... y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve... y vaciló... y perdió pie, y calló al agua con un rumor sordo y lúgubre.
     Las aguas saltaron en chispas de luz, y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose hasta expirar en las orillas.